La alegoría generalmente se define como una metáfora extendida. Tiene
con la parábola la misma relación que ésta con el símil. En la parábola, o bien
se introduce alguna comparación formal, como "El reino de los
cielos", o bien las imágenes se presentan en forma tal corno para
conservarlas distintas de la cosa representada y requerir una explicación, como
en el caso de la parábola del sembrador (Mat. 13:3 y las siguientes). La
alegoría contiene dentro de sí misma su interpretación y la cosa significada
está identificada con la imagen, como en Juan 15:1, "Yo soy la vid
verdadera y mi Padre es el labrador"; y en Mat. 5:13: "Vosotros sois
la sal de la tierra". La alegoría es un uso figurado y la aplicación de
algún supuesto hecho o historia. La parábola emplea palabras en su sentido
literal y su narración nunca traspasa los límites de lo que podría ser un hecho
real. La alegoría continuamente emplea palabras en sentido metafórico y su
narración, por muy supositiva que sea, es, manifiestamente, ficticia. De aquí
su nombre, -del griego allos, "otro"
y agoreno, "hablar" o "proclamar"; esto
es, decir otra cosa de la que se expresa o, por así decirlo, que se expresa
otro sentido que el contenido en las palabras empleadas. Es un discurso en el
cual el asunto principal está representado por algún otro asunto con el cual
tiene semejanza.
Habiendo establecido la parábola y la alegoría y demostrado que la
alegoría es, en esencia, una metáfora extendida, no necesitamos reglas
separadas y especiales para la interpretación de las porciones alegóricas de
las Escrituras. Los mismos principios generales que se aplican a la
interpretación de metáforas y parábolas se aplican también a las alegorías. El
grave error de que hay que guardarse es el esfuerzo por hallar
minuciosas analogías y sig- nificados ocultos en todos los detalles de las
imágenes. De aquí que, como en el caso de las parábolas, debemos, ante todo,
determinar el pensamiento principal envuelto en la figura y luego interpretar
los puntos menores con constante referencia a dicho punto.
El contexto, la ocasión, las
circunstancias, la aplicación y frecuentemente la explicación acompañante, son,
en cada caso, tales que dejan poca duda respecto a la tendencia de cualquiera
de las alegorías de la Biblia.
La alegoría de la vejez
(Ecles. 12:3-7) bajo la figura de una casa próxima a caer en ruinas,
ha sido diversamente interpretada, pero la gran mayoría de expositores antiguos
y modernos, han entendido el pasaje como una descripción alegórica de la vejez,
y podemos asegurar que esta opinión es favorecida y aun exigida por el contexto
inmediato y por las imágenes mismas, pero perdemos mucho de su verdadero
significado y fuerza al entenderla como de la vejez en general. No es una
semblanza real de la pacífica, serena y honorable vejez tan elogiada en el
Antiguo Testamento. No es el cuadro que el verso 31 del cap. 16 del libro de
Proverbios nos presenta, diciendo: "Corona de honra es la vejez, que se
hallará en el camino de justicia", ni es, tampoco, el descrito en el
Salmo 92:12-14,donde se declara que el justo florecerá como la palma y
crecerá como los cedros del Líbano, "aun en la vejez fructificarán,
estarán vigorosos y verdes". (Compar. también Isaías 40:30-31)
. Nos queda, pues, con Tayler Lewis, entender que "el cuadro que aquí
se nos da, representa la vejez del sensualista. Esto también se nota por la
conexión. Son "los malos días", "días de oscuridad", que
han sobrevenido al joven que fue prevenido en el lenguaje que aparece más
arriba, lenguaje tanto más impresionante a causa de su tono de predicción lleno
de ironía. Es la triste vejez del joven que guiso andar "en los caminos de
su corazón y en la vista de sus ojos" y no quitó "el enojo de su
corazón ni apartó de su carne el mal", y ahora todo esto le ha sobrevenido
sin aquellas mitigaciones que frecuentemente acompañan al declinamiento de la
vida".
Pasando ahora a las figuras empleadas, es necesario ejercer la mayor
precaución porque algunas de las alusiones parecen enteramente enigmáticas. El
solo mencionar las diversas interpretaciones que se han dado a las diferentes
partes de esta alegoría requeriría muchas páginas, pero los intérpretes más
juiciosos y cuidadosos convienen en que "los guardas de la casa" (vs.
5) son los brazos y las manos, que sirven para protección y defensa pero en la
edad de- crépita se ponen débiles y temblorosos. Los "hombres
fuertes" son las piernas, las cuales, cuando pierden su vigor muscular, se
doblan y tuercen al soportar su pesada carga. "Las muelas" (el
original hebreo dicedoncellas moledoras, aludiendo al hecho de que el
moler a mano era trabajo de mujeres) son los dientes que, en la vejez, son
pocos y funcionan mal. "Los que miran por las ventanas", son los
ojos, que, con los años, pierden su poder. En lo que sigue a esto las
interpretaciones ya son mucho más variadas y sutiles. "Las puertas de
afuera" (v. 6) generalmente se explican como la boca, cuyos dos labios se
conciben como una puerta doble o de dos hojas, pero parecería mejor considerar
esta puerta doble como las dos orejas, que se cierran a los sonidos externos.
Así lo explica Hengstenberg, a quien sigue Tayler Lewis, quien observa:
"El viejo sensualista, que había vivido tanto tiempo afuera y tanpoco
en casa, al fin queda encerrado. No habría propiedad en calificar a la boca
de puerta de calle,por medio de la cual sale el dueño de casa... Es
más bien la puerta al interior, la del sótano, la que lleva hacia la provisión
almacenada o consumida, el estómago". "La voz de la muela",
muchos la explican como el ruido de los dientes al masticar, pero esto sería
volver a la que ya ha sido suficientemente notado en el ver. 3. Mejor es
entender este sonido del molino como equivalente a "los sonidos domésticos
más familiares", corno era realmente el sonido del molino. El
pensamiento, entonces, se conecta naturalmente con lo que antecede y con
lo qe sigue; las orejas están tan cerradas, el oído se ha puesto tan pesado que
los sonidos más familiares (en casa de un hebreo, el molino funcionaba casi
todo el día) apenas se oyen.
"Y levantaráse a la voz del
ave", es decir, según lo explica la mayoría de los críticos modernos,
"la voz de la muela" sube hasta el tono del grito agudo de una ave y,
sin embargo, los órganos auditivos de este viejo están tan atrofiados que
apenas lo oye. Otros explican esta última cláusula como refiriéndose a insomnio
del viejo: "Levantaráse a la voz del ave". Vertido así, no
necesitamos, como muchos, entenderlo de levantarse o despertarse de madrugada
(en cuyo caso se habría usado otro término hebreo para expresar la idea) sino
de sentir desasosiego. Aunque tardo de oído, sin embargo, a veces se
sorprenderá o se asustará y saltará en el lecho al oír la voz aguda de una ave.
Por "las hijas de canción" puede entenderse las cantoras (cap. 2, v.
8) que en un tiempo le divertían pero cuyas canciones ya no pueden encantarle
y, por consiguiente, quedan humilladas. Pero quizá sea mejor entenderlo acerca
de la voz misma, los varios tonos de la cual se hacen bajos y débiles.
Pasando al versículo 7 notamos la naturaleza peculiar de la alegoría
entretejiendo su interpretación con sus imágenes. Se abandona por el momento la
figura de una casa y leemos: "También temerán de lo alto y los tropezones
en el camino; y florecerá el almendro y se agravará la langosta y perderáse el
apetito; porque el hombre va a la casa de su siglo y los endechadores andarán
en derredor por la plaza". Es decir, mirando desde un sitio elevado, el
viejo vacilante, se marea y tiene miedo; los terrores parecen acompañar todos
sus pasos (compar. Prov. 22:13; 26: 13); la almendra ya no halaga su paladar,
antes le disgusta; y la langosta, que en un tiempo quizá fue para él un manjar
delicioso (Lev. 11:2; Mat. 3:4.; Marc. 1:6), se vuelve gravosa a su estómago,
causándole náuseas, sin que los estimulantes le ayuden más.
En el versículo 8 nuevamente hallamos otras figuras que tienen una
asociación natural con la mansión señorial. Se representa el final de la vida
como una remoción o una división de la cadena de plata y una rotura del cuenco
de oro. La idea es la de una lámpara de oro suspendida por medio de una cadena
de plata en el vestíbulo del palacio y, repentinamente, el cuenco de la lámpara
se hace pedazos, a causa de la rotura de la cadena. El cántaro en la fuente y
la rueda en la cisterna son metáforas similares referentes a la abundante
maquinaria para sacar agua que existiría en conexión con el palacio de
cualquier potentado. Estos ceden, finalmente, y todo el moblaje y maquinaria de
la vida se desmorona. El viejo cuerpo, en un tiempo tan dado a la gula, cae
completamente arruinado, en vista de lo cual el Predicador repite su clamor de
"¡Vanidad de vanidades!"
En la interpretación de una alegoría tan rica en sugestiones como la que
acabamos de ver, los grandes principios hermenéuticos a que hay qué adherirse
cuidadosamente son, primeramente, apoderarse de la gran idea central de todo el
pasaje y, en segundo lugar, huir de la tentación de buscar múltiples
significados en las figuras especiales. Una búsqueda minuciosa de significados
especiales en cada alusión de la alegoría, fatiga la mente y la abruma dé tal
modo con las ilustraciones especiales que la pone en peligro de perder
enteramente de vista el gran pensamiento central, que es lo que debe
preocuparle.
El tan disputado pasaje de 1ª Cor. 3:10-15 es una alegoría. En
el contexto precedente Pablo se representa a sí mismo y a Apolos como los
ministros mediante los cuales los corintios habían creído. "Yo planté,
Apolos regó pero Dios ha dado el crecimiento" (v. 6). Muestra su aprecio
del honor y responsabilidad de tal ministerio diciendo (v. 9): "Porque
nosotros (apóstoles y ministros como Pablo y Apolos) coadjutores somos de
Dios" y entonces añade: "Labranza de Dios (georgion, en alusión a, y
en armonía con, el plantar y el regar de que se habla más arriba)
sois, edificio de Dios sois". Luego, abandonando la primera figura
y tomando la de un edificio(oikodomé) prosigue: "Conforme a la
gracia de Dios que me ha sido dada, yo, como perito arquitecto, puse el
fundamento; y otro edifica encima: empero cada uno vea cómo sobreedifica.
Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo. Y si alguno edificare sobre este fundamento, oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, hojarasca; la obra de cada uno será manifestada porque
el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada
uno cuál sea, el fuego hará la prueba. Si permaneciere la obra de alguno que
sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de algunos fuere quemada, será
perdida; él, empero, será salvo, más así como por fuego".
La mayor dificultad para la explicación de este pasaje ha consistido en
determinar qué se quiere decir por "oro, plata, piedras preciosas, madera,
heno, hojarasca" en el versículo 12.
Sobre el fundamento de Jesucristo, los
ministros, como colaboradores con Dios, están ocupados en erigir la casa de
Dios, pero cuide cada uno cómo edifica. Sobre ese fundamento puede erigirse un
edificio de sustancia sana y duradera como si fuera construido con oro, plata y
piedras preciosas (como, p. e., costosos mármoles); la clase de cristianos así
"justamente edificados, para morada de Dios en Espíritu" (Efes. 2:22)
constituirá una estructura noble y duradera y su obra resistirá la prueba
ardiente del día final. Pero sobre esa misma base, un obrero descuidado e
infiel puede edificar con material no sano; puede tolerar, cuando no alentar,
celos, disensiones (v. 3) y orgullo (4:18) ; puede conservar en la iglesia
fornicarios no arrepentidos (5:1-2) ; puede consentir pleitos entre
los hermanos (6:1) y permitir que gente ebria se acerque a la Cena del Señor
(11: 21), -todos estos, lo mismo que herejes en doctrina, (15:12)
pueden tomarse y emplearse como materiales para edificar la casa de Dios. A1
escribir a los corintios el apóstol tenía en su mente todas estas clases de
personas y veía que se estaban incorporando a aquella iglesia plantada por él.
Pero añade: El Día del Juicio de Dios sacará todo a luz y pondrá a prueba la obra
de cada hombre. La revelación del fuego descubrirá qué clase de obra ha estado
haciendo cada uno y el que ha edificado sabia y sanamente, obtendrá gloriosa
recompensa, pero el que ha introducido o procurado conservar, la madera, el
heno o la hojarasca en la Iglesia-, el que no ha censurado los celos
ni combatido las contiendas ni excomulgado a los fornicarios ni administrado
fielmente la disciplina de la Iglesia-,verá consumirse la obra de su
vida y él mismo apenas escapará con vida, como quien se salva a duras penas de
un incendio. Toda su obra habrá sido en vano, aunque pretendió edificar para
Cristo y, en realidad, ministró en su santuario.
No debe olvidarse un solo instante que esta alegoría tiene por objeto
servir más bien de advertencia y que no debe entenderse como una profecía. Como
la parábola de los jornaleros en la viña (Mat. 19:27 a 20:16) está dirigida
contra el espíritu mercenario manifestado por Pedro y sirve así como aviso y
censura, más bien que de profecía de lo que realmente acontecerá en el Juicio;
de la misma manera, en este caso, Pablo previene a los que son colaboradores
con Dios,, que tengan cuidado de la manera cómo edifican, no sea que a sí
mismos y a otros envuelvan en una ruina irreparable.
En esta forma buscamos la verdadera solución de esta alegoría,
distinguiendo cuidadosamente entre los materiales puestos en
el edificio y la obra de los edificadores y, al mismo tiempo,
notamos la mezcla esencial de las dos cosas. El edificador sabio enseñará,
guiará y disciplinará la iglesia a su cargo de tal manera que se aseguren
resultados excelentes y permanentes. El obrero necio trabajará con material
malo sin cuidarse del Juicio que ha de poner a prueba la obra de todos. A1
edificar así, sea sabia o sea neciamente, las personas introducidas
a la iglesia y la labor ministerial, mediante la cual son
instruidos y disciplinados, tienen una
relación muy íntima; de aquí la verdad esencial en ambas exposiciones de
la alegoría que tan ampliamente se han sostenido.
La vívida alegoría de la armadura y del
conflicto cristiano en Efesios 6:11-17, suministra su propia
interpretación y se hace especialmente notable en las explicaciones
particulares de las diversas partes de la armadura. Se apropia la figura
empleada en Isaías 59:17 (Comp. también Rom. 13:12; 1 Tesal. 5: 8) y la elabora
con gran acopio de detalles. Aquí, como en Isaías, se representa a la justicia
como una cota, pero en 1 Tesal. 5:8 se describe en esa forma a la fe y el amor.
Aquí el yelmo essalvación, -un conocimiento presente de la
salvación en Cristo como una posesión actual-, pero en 1Tesa. 5:8, es
la esperanza de salvación. Cada alusión debe estudiarse
esmeradamente, a la luz de su propio contexto sin compararlas demasiado, ya que
una misma figura puede usarse en distintas ocasiones con propósitos diferentes.
La compleja alegoría de la puerta de
las ovejas y del buen pastor en Juan 10:1-16 es, en lo esencial,
sencilla, y se interpreta por sí sola, pero como envuelve la doble comparación
de Cristo como la puerta y como el buen pastor y tiene otras alusiones de
diverso carácter, su inter- pretación exige cuidado especial para evitar que
las principales figuras se hagan confusas y los puntos secundarios demasiado
prominentes. El pasaje debe dividirse en dos partes y debe notarse que los primeros
cinco versículos son una pura alegoría, sin contener explicación en sí misma.
En el versículo 6 se observa que la alegoría (paroimia) no fue
entendida por aquellos a quienes se dirigió en vista de lo cual, Jesús procedió
(vs. 7-16) no sólo a explicarla sino también a extenderla,
añadiéndola otras imágenes. Hace resaltar el hecho de que él mismo es "la
puerta de las ovejas", pero añade más adelante que es el buen pastor,
pronto a dar su vida por las ovejas, a distinción del asalariado que abandona
el rebaño y huye en la hora de peligro.
La alegoría tiene relación vital con la historia del ciego arrojado de
la sinagoga por los fariseos pero graciosamente recibido por Jesús. Sin tener
esto constantemente en vista no podremos apreciar claramente la ocasión y el
objeto de todo el pasaje. Jesús, primeramente, se coloca a sí mismo en
contraste, como la puerta de las ovejas, con aquellos que desempeñaban, más
bien, la parte de ladrones y despojadores del rebaño. Luego, como los fariseos
no le entendieron, en parte explica su significado y pasa a ponerse en
contraste, como el buen pastor, con los que no tienen verdadero cuidado del
rebaño que se les encomienda, sino que, al ver al lobo que viene, lo abandonan
y huyen. En el verso 17, abandona la figura y habla de su disposición para dar
su vida y de su poder para recuperarla. Asf, todo el pasaje debe estudiarse a
la luz de aquella oposición farisaica a Cristo, que se demostró egoísta 7
pronta a recurrir a la violencia cuando se le hacia frente. Estos judías farisaicos
que pretendían guardar las puertas de la sinagoga y habían resuelto expulsar de
ella a quien confesara a Jesús como el Cristo (Cap. 9:22) no eran mejores que
ladrones y despojadores del rebaño de Dios. Contra ellos se dirigió la
alegoría.
Manteniendo a la vista esta ocasión y objeto de la alegoría, el próximo
paso es inquirir el significado de sus principales alusiones. "El corral
de las ovejas." es la Iglesia del pueblo de Dios, representada aquí por
sus ovejas. Cristo mismo es la puerta, como él lo afirma enfáticamente
(vs. 7-9)y todo verdadero pastor, maestro y guía del pueblo de Dios debe
reconocerlo a él como el único camino y medio de ingreso al corral. Tanto el
pastor como las ovejas deber; entrar por tal puerta. "El que entra por la
puerta, pastor de las ovejas es" (v. 2, sin artículo antes de
"pastor", más de acuerdo al original), no un ladrón, un despojador ni
un extraño (v. 5) . Es bien conocido de todos los que algo tienen que ver con
estas cosas *y su voz es familiar a las ovejas, en tanto que la del extraño las
alarma y ahuyenta. Tales, realmente, fueron
las acciones y palabras de aquellos oficiales judíos para con el hombre
que había recibido la vista. El percibió en sus palabras y maneras lo que era
extraño a la verdad de Dios (9:30-33).
Hasta aquí todo parece claro, pero no
debemos creernos en terreno muy seguro al buscar significados especiales en
algunas de las palabras incidentales.
El lenguaje del Señor al definir su
alegoría y extender sus imágenes (vs. 7-16) es, en algunos puntos,
enigmático. No quiso hacer las cosas demasiado claras para los que, como los
fariseos, pretendían ver y saber mucho (comp. cap. 9:39-41) y emplea
las palabras fuertes que parecen ser adrede obscuras: "Todos los que antes
de mí vinieron, ladrones son y robadores" (v. 8). Incitaría la
investigación y el interés en cuanto a lo que pudiera significar el venir
antes de él, un proceder tan malo que lo compara con el robo de un,
ladrón y la rapacidad de un salteador. Es muy natural entender elvenir antes
de mí, en el v. 8, como correspondiente con el subir por otra
parte, del v. 1, y significando penetrar en el corral por alguna parte
que no es la puerta, pero está dirigido, evidentemente, a los que, como estos
fariseos, por su acción y su actitud, tenían la pretensión de ser señores de la
teocracia y usaban de violencia y de engaño para realizar su deseo. Por eso
parecería cosa muy apropiada el dar a las palabras antes de mí (pro
emon, v. 8) un significado general algo amplio y no comprimirlas, como
hacen muchos, en la idea única de precedencia en el tiempo. La
preposición pro se usa a menudo acerca de lugares, como delante de
las puertas; delante de la entrada; delante de
la ciudad (Act. 5:23; 12:6-14; 14:13) y puede aquí combinarse con la
referencia temporal de eldon, "vinieron", la otra
idea de situación frente a la puerta. Estos fariseos vinieron como
maestros y guías del pueblo y con una conducta tal como la de arrojar al que
había nacido ciego se colocaron frente a la verdadera puerta, -delante de ella-,cerrando el
reino de los cielos a los hombres, no entrando ellos a él ni permitiendo que
otros entraran por esa puerta (comp. Mat. 23:13) . Todo esto puede haber
querido decir el Señor con su enigmático antes de mí vinieron. Vinieron
como si el Mesías hubiese venido; no quedó sitio para él. No es menester que
limitemos nuestros pensamientos a los que eran falsos Mesías en el sentido más
estricto de la expresión, puesto que la mayoría de éstos no apareció hasta
después de nuestro Señor. Todo jerarca anterior a Cristo
erapseudo-mesiánico en la proporción en que era anticristiano; y el
codiciar dominio sobre la conciencia de los hombres es
cosa pseudo-cristiana. Nótese, además, que los ladrones y robadores
que trepan la pared aparecen en este versículo con la asunción de un poder
superior. Ya no aparecen en su desnudo egoísmo; tienen pretensiones a
importancia positiva y eso no meramente como pastores sino como la puerta
misma. Así los jerarcas acababan de pretender ejercer dominio sobre el hombre
nacido ciego.
El proceso de alegorización mediante el cual, San Pablo, en
Gál. 4.:21-31, hace a Agar y Sara ilustrar dos pactos es un
ejemplo neo-testamentario excepcional de desarrollar un significado
místico de hechos de la historia del Antiguo Testamento. En otro lugar (Rom.
7:16) San Pablo ilustra la liberación de la Ley de que goza el cristiano, y la
unión con Cristo, por medio de la ley del matrimonio, según la cual la mujer,
muerto el marido, está libre de (Katergetai) la ley que la
ataba a él solo y está en libertad para unirse con otro hombre. En 2
Cor. 3:13-16, contrasta la abierta confianza (parresia) de
la predicación del Evangelio con el velo con que Moisés, adrede, se cubría el
rostro para ocultar por el momento el carácter transitorio de la ministración
del Antiguo Testamento, la que, entonces, parecía tan gloriosa pero, no
obstante, estaba destinada a desaparecer al igual que el reflejo de la gloria
de Dios que cubría el rostro del caudillo. También en el mismo pasaje hace del
velo un símbolo de la incapacidad del corazón de Israel para recibir al Señor
Jesucristo. El pasaje del Mar Rojo, y la roca en el Desierto, de la que manó el
agua, están reconocidos como tipos de cosas espirituales (1
Cor. 10:1-4comp. 1 Pedro 3:21) . Pero todas estas ilustraciones del Antiguo
Testamento difieren esencialmente de la
alegoría de los dos pactos. El apóstol mismo, por la manera y estilo en
que lo introduce, siente evidentemente, que su argumento es excepcional y
peculiar, y estando dirigido especialmente a aquellos que se jactaban de su
adhesión a la Ley, tiene la naturaleza de un argumentum ad
hominem. Dice Meyer: "A la terminación de la parte teórica de su
Epístola Pablo añade una disquisición antinomiana sumamente
singular, -un erudito argumento rabínico-alegórico derivado
de la Ley misma-, calculada para aniquilar la influencia de los
pseudo apóstoles con sus propias armas y para desarraigarlos de la propia base
en qué se apoyaban".
Observamos que el apóstol, ante todo,
establece los hechos históricos tales como se hallan en el libro del Génesis, a
saber, que Abraham tuvo dos hijos, uno de la sierva y otro de la libre; el hijo
de la sierva nació trata saska, según la carne, es decir, de
acuerdo con el curso de la naturaleza, pero el hijo de la libre nació por la
promesa y, como la Biblia lo demuestra, (Gén. 17:19; 18:10-14) por
interposición milagrosa. Además, introduce la tradición rabínica fundada en
Gén. 21:9 de que Ismael persiguió (edioke, v. 29) a Isaac,
quizá teniendo en mente, también, algunas agresiones subsecuentes de los
ismaelitas contra Israel; y luego añade las palabras de Sara, tales como se
hallan en Gén. 21:10, adaptándolas algo libremente a su propósito. Todo esto
pone de manifiesto que Pablo reconoce la
verdad histórico-gramatical de la narración del An- tiguo Testamento,
pero, dice él, todos estos hechos históricos son susceptibles de ser
alegorizados: atiná estin allegoroúmena. cuales cosas son alegóricas,
o, como bien lo expresa Ellicott. "Todas las cuales cosas,
contempladas en su luz más general, son alegóricas". Procede a alegorizar
los hechos a que se ha referido haciendo a las dos mujeres representar los dos
pactos, el sinaítico (judío) y el cristiano, y mostrando en detalle de qué
manera una cosa responde a, o se clasifica con (sustoiche) la
otra y también en qué se oponen los dos pactos.
Que San Pablo en este
pasaje trata algunos hechos históricos del A. Testamento como susceptibles de
usarse alegóricamente, es un hecho indiscutible, y es difícil dudar de que
estuviese familiarizado con los métodos alegóricos de exponer las Escrituras
que eran corrientes en su época.
Tampoco parece haber razón suficiente para negar que su propia educación
rabínica tuviese alguna influencia sobre él y prestase sus tintes a sus métodos
de argumentación e ilustración. Además, es evidente que su empleo alegórico de
Agar y Sara, usa un método excepcional y raro de tratar con sus opositores
judíos y, en cuanto el pasaje tenga de argumento es, esencialmente, un argumentum
ad hominen (es decir, que deriva su fuerza de la posición ocupada por
la persona a quien se dirige). Pero no es, meramente, un argumento de esa clase
tal que no tuviera valor o fuerza para con otra clase de personas. Se supone
que tiene un interés y valor que ilustran ciertas relaciones de la Ley y el
Evangelio. Pero su posición, conexión y empleo en esta epístola a los Gálatas
es suficiente garantía para tales métodos alegóricos en general. Schmoller
observa: "Seguramente Pablo alegoriza aquí, puesto que él mismo lo dice.
Pero el mismo hecho que él diga esto hace desaparecer la gravedad de la
dificultad hermenéutica. Su intento, entonces, es dar una alegoría, no una
exposición; no procede como exegeta y no intenta decir (a la manera de los
exegetas alegorizantes) que sólo lo que ahora dice es el verdadero sentido de
la narración". En esto especialmente consiste la gran diferencia entre el
ejemplo de Pablo y el de casi todos los alegoristas. Concede y supone la
veracidad histórica de la narración del A. Testamento pero hace un uso
alegórico de ella con un objeto especial y excepcional.
De aquí que podamos decir, en general, que como San Pablo reconoce que
ciertos otros caracteres y acontecimientos del A. Testamento tienen un
significado típico (véase Rom. 9:14; V Cor. 10: 5 ), así concede análogo
significado a los puntos especificados en la historia de Agar y
de Sara, pero él jamás, ni por un instante, pierde de vista la base
histórica o permite que su alegoría la substituya. Y de la misma manera general
puede sernos permitido a nosotros alegorizar porciones de las Escrituras,
siempre que los hechos sean susceptibles de significado tí- pico y nunca se les
desconozca ni substituya por el proceso alegórico. Puede ser lícito usar en esa
forma caracteres y acontecimientos bíblicos con objetos homiléticos y
propósitos de "instruir en justicia", pero es menester reconocer
explícitamente, según el ejemplo de Pablo, el carácter especial y
excepcional -de ese trato de las Escrituras. La posición solitaria
del caso del apóstol es suficiente advertencia de que tales exposiciones sólo
deben emplearse con la mayor circunspección.
Contra la interpretación alegórica de los Cantares podemos alegar tres
consideraciones. Primera: el notable desacuerdo de sus defensores y la
constante tendencia de sus exposiciones de llegar a extremos irracionales.
Estos hechos apoyan la inferencia de que existe algún error fatal en ese método
de procedimiento. Segunda: Por regla general, los alegoristas niegan que el
cantar tenga una base literal. Las personas y objetos descritos son meras
figuras del Señor y de su pueblo y de las múltiples relaciones existentes entre
ellos. Esta posición arroja toda la exposición al dominio de la fantasía y
explica cómo, de hecho, cada intérprete es ley para si mismo. No teniendo base
en la realidad, la interpretación puramente alegórica no ha podido fijar ningún
punto de vista histórico ni adoptar ningunos principios comunes. Tercera: El
Cantar no contiene insinuación alguna de ser una alegoría. Ciertamente que no
contiene, como las otras alegorías de las Escrituras, su exposición dentro de
sí mismo. En esto, como lo hemos mostrado más arriba, la alegoría difiere de la
parábola, y para ser consecuentes en alegorizar el Cantar de los Cantares
debiéramos, o bien adoptar el método de Pablo con la historia de Sara y Hagar
y, admitiendo una base histórica literal, decir: todo esto puede alegorizarse;
o si no, debiéramos llamar al Cantar una parábola y, como en el caso de la del
hijo pródigo afirmar que sus imágenes son fieles a la naturaleza y a la
realidad y capaces de explicación literal pero que es más del caso presentarla
como la relación mística que existe entre Dios y su pueblo.
El Cantar es el fruto de una imaginación exuberante tocada con la
característica voluptuosa de la mente Oriental. Allí el amor es ardiente y
apasionado, por más puro que sea. Abunda en coloridos e imágenes que parecen
extravagantes a las ideas más frías de la gente de Occidente, pero, tomado en
conjunto puede, con propiedad, presentar en tipo, la perfección y belleza de
"una iglesia gloriosa", sin mancha ni arruga ni cosa semejante"
(EL 5:27).
REVISADO POR EL MAESTRO CARLOS HERNÁNDEZ CRUZ 10-ABRIL-2018
ResponderEliminar_______________________________________________________________________
La alegoría ha sido un recurso literario muy común a lo largo de la historia de la literatura, se ha usado para expresar ideas nada populares o controvertidas. Hablar con alegorías, es presentar una cosa con la imagen de otra. En la Biblia una alegoría se utiliza para expresar ideas abstractas y verdades espirituales, como vimos una alegoría es una metáfora extendida y hace que una verdad sea mucho más fácil de comprender. La Biblia está llena de alegorías, lo podemos ver de manera recurrente en las parábolas del Señor Jesús.
ResponderEliminarLa alegoría proclama una palabra a nosotros, revelando una verdad celestial. Por ejemplo cuando Jesús nos dice que nosotros somos la sal de la tierra, aplicando hermenéutica entendemos que la sal trae sabor a nuestros alimentos, así como nosotros traemos evangelio al mundo. La alegoría emplea palabras en sentido metafórico y su narración es ficticia, pero podemos entender lo que nos quiere decir ya que contiene dentro de sí misma su interpretación.
ResponderEliminarLa alegoría debemos entenderla como una metáfora extendida, la cual contiene en si misma su interpretación y utiliza palabras en sentido metafórico y es ficticia. Aunque la narración pareciera que habla de algún tema que a simple vista no se entienda con claridad, contienen un mensaje mucho mas profundo.
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