La historia de la exposición bíblica, tal como se la descubre en las
obras de los grandes exegetas y críticos, nos muestra los diversos métodos que
han prevalecido en varios períodos. Indudablemente, al través de los siglos, el
sentido común de los lectores ha aceptado el significado obvio de las principales partes de la Biblia; pues, como lo
hace notar Stuart: "Desde el primer instante en que un ser humano se
dirigió a otro, mediante el uso del lenguaje, hasta la hora actual, las leyes
esenciales de la interpretación fueron, (y han
continuado siéndolo), un asunto práctico.
La persona a quien se hablaba, siempre ha sido un intérprete en cada caso en que ha oído y entendido lo que se le decía. Por consiguiente, toda la raza humana es, y siempre ha sido, intérprete. Esto es una ley de su naturaleza racional, inteligente y comunicativa". La mayor parte de los métodos de explicación erróneos y absurdos tienen su origen en falsas ideas acerca de la Biblia misma.
Por una parte hallamos una reverencia supersticiosa por la letra de la Escritura, lo que induce a escudriñar en busca de tesoros de pensamiento escondidos en cada palabra; por otra parte, los prejuicios y suposiciones hostiles a las Escrituras han engendrado métodos de interpretación que pervierten (y a menudo contradicen), las declaraciones mas claras de las Escrituras.
Métodos judaicos
Las antiguas exposiciones judaicas del Antiguo Testamento exhiben numerosos métodos absurdos de interpretación. Por ejemplo, las letras de una palabra eran reducidas a su valor numérico; luego se buscaba alguna otra palabra o declaración que contuviera las mismas letras en otro orden, u otras letras que sumaran el mismo valor numérico y, halladas, se consideraban las dos palabras como equivalentes en significado. El valor numérico de las letras que, en hebreo, componen el nombre "Eliezer", es trescientos dieciocho, igual al número de los siervos de Abraham (Gén. 14: 14) de lo cual se infería que el mayordomo de Abraham, Eliezer, era tan poderoso solo como los otros trescientos. Y así, por medio de ingeniosas manipulaciones, toda forma gramatical rara, todo caso de pleonasmo o de elipsis, o el empleo de cualquier partícula aparentemente superflua, se la hacía contribuir algún significado notable. Es fácil ver que métodos tan caprichosos necesariamente tenían que envolver la exposición de las Escrituras en la mayor confusión.
La persona a quien se hablaba, siempre ha sido un intérprete en cada caso en que ha oído y entendido lo que se le decía. Por consiguiente, toda la raza humana es, y siempre ha sido, intérprete. Esto es una ley de su naturaleza racional, inteligente y comunicativa". La mayor parte de los métodos de explicación erróneos y absurdos tienen su origen en falsas ideas acerca de la Biblia misma.
Por una parte hallamos una reverencia supersticiosa por la letra de la Escritura, lo que induce a escudriñar en busca de tesoros de pensamiento escondidos en cada palabra; por otra parte, los prejuicios y suposiciones hostiles a las Escrituras han engendrado métodos de interpretación que pervierten (y a menudo contradicen), las declaraciones mas claras de las Escrituras.
Métodos judaicos
Las antiguas exposiciones judaicas del Antiguo Testamento exhiben numerosos métodos absurdos de interpretación. Por ejemplo, las letras de una palabra eran reducidas a su valor numérico; luego se buscaba alguna otra palabra o declaración que contuviera las mismas letras en otro orden, u otras letras que sumaran el mismo valor numérico y, halladas, se consideraban las dos palabras como equivalentes en significado. El valor numérico de las letras que, en hebreo, componen el nombre "Eliezer", es trescientos dieciocho, igual al número de los siervos de Abraham (Gén. 14: 14) de lo cual se infería que el mayordomo de Abraham, Eliezer, era tan poderoso solo como los otros trescientos. Y así, por medio de ingeniosas manipulaciones, toda forma gramatical rara, todo caso de pleonasmo o de elipsis, o el empleo de cualquier partícula aparentemente superflua, se la hacía contribuir algún significado notable. Es fácil ver que métodos tan caprichosos necesariamente tenían que envolver la exposición de las Escrituras en la mayor confusión.
Y sin embargo, los eruditos rabinos que tales métodos empleaban buscaban
por estos medios demostrar las múltiples excelencias y sabiduría de sus libros
sagrados. Así que el estudio de las antiguas exégesis judías es de muy poco
valor para dar con el verdadero significado de las Escrituras. Los métodos de
procedimiento son fantásticos y arbitrarios y alientan el hábito pernicioso de
escudriñar los oráculos de Dios con objetos que sólo tiene en vista el
satisfacer curiosidades insanas. Pero para ilustrar antiguas opiniones judías,
especialmente para la elucidación de ciertas doctrinas y costumbres (y, a
veces, para la crítica del texto hebreo) los comentarios de los rabinos pueden
ser de mucha utilidad.
Método Alegórico
Método Alegórico
El método alegórico de interpretación obtuvo prominencia, desde
temprano, entre los judíos de Alejandría.
Generalmente se atribuye su origen a la
mezcla de la filosofía griega con las concepciones bíblicas acerca de Dios.
Muchas de las teofanías y de los antropomorfismos del Antiguo Testamento
repugnaban a las mentes filosóficas; de allí el esfuerzo por descubrir detrás
de la forma exterior una sustancia interna de verdad. A menudo se trataron las
narraciones bíblicas como los mitos griegos, explicándolas, ora como una
incorporación histórica, ora como una incorporación enigmática de las lecciones
morales y religiosas. El representante más distinguido de la interpretación
alegórica judía, fue Filón, de Alejandría, y un mal ejemplo de sus
alegorizaciones se halla en las siguientes observaciones acerca de los ríos del
Edén (Gén 2:10-14).
Dice Filón:
Dice Filón:
"Con estas palabras Moisés se propone bosquejar las actitudes
particulares. Y también ellas son cuatro en número: prudencia, templanza, valor
y justicia. Ahora bien, el río mayor, del cual fluyen los cuatro ramales, es la
virtud genérica, a la que ya hemos llamado bondad; y los cuatro ramales son el
mismo número de virtudes. La virtud genérica, por consiguiente, deriva su principio del Edén, que es la sabiduría de Dios, la que se regocija y
alegra y triunfa, deleitándose y honrándose en una sola cosa, su Padre, Dios. Y
las cuatro virtudes particulares son ramas de la virtud genérica, la cual, como
un río, baña todas las buenas acciones de cada una, con una abundante corriente
de beneficios".
Alegorías análogas abundan en las
primitivos padres cristianos. Así vemos que Clemente de Alejandría, comentando
sobre la prohibición mosaica de comer el cerdo, el halcón, el águila y el
cuervo, hace la siguiente observación: "El cerdo es el emblema de la
codicia voluptuosa y sucia, de alimento... El águila indica latrocinio, el
halcón injusticia y el cuervo voracidad".
Acerca de Éxodo 15: 1, "Jehová se ha magnificado... echando en la mar al caballo y su jinete". Clemente observa: "Al efecto brutal y con muchos miembros, la codicia, con el jinete montado, que da las riendas a los placeres, lo lanza al mar, -arrojándolos a los desórdenes del mundo". Así también Platón, en su libro acerca del alma (Timaeus), dice que "el cochero y el caballo que dispararon- (la parte irracional, que se divide en dos, en cólera y en concupiscencia)- caen; de modo que el mito da a entender que fue por medio de la lascivia de los corceles que Phaethon fue arrojada".
Acerca de Éxodo 15: 1, "Jehová se ha magnificado... echando en la mar al caballo y su jinete". Clemente observa: "Al efecto brutal y con muchos miembros, la codicia, con el jinete montado, que da las riendas a los placeres, lo lanza al mar, -arrojándolos a los desórdenes del mundo". Así también Platón, en su libro acerca del alma (Timaeus), dice que "el cochero y el caballo que dispararon- (la parte irracional, que se divide en dos, en cólera y en concupiscencia)- caen; de modo que el mito da a entender que fue por medio de la lascivia de los corceles que Phaethon fue arrojada".
El método alegórico de interpretación se basa en una profunda reverencia
por las Escrituras y un deseo de exhibir sus múltiples profundidades de
sabiduría. Pero se notará inmediatamente que su costumbre es desatender el
significado común de las palabras y dar alas a toda clase de ideas fantásticas.
No extrae el significado legítimo del lenguaje del autor sino que introduce en
él todo lo que al capricho o fantasía del intérprete se le ocurre. Como
sistema, pues, se coloca fuera de todos los principios y leyes bien definidos.
La Mística
La Mística
En bastante estrecha alianza con la
Interpretación Alegórica hallamos a la Mística, según la cual deben buscarse
múltiples profundidades y matices de significado en cada palabra de la Biblia.
Por lo tanto los interpretes alegóricos, muy naturalmente, caen en muchas cosas
que deben clasificarse con las teorías místicas. Clemente de Alejandría
sostenía que las leyes de Moisés contienen un cuádruplo significado, el
natural, el místico, el moral y el profético. Orígenes sostenía que como la
naturaleza humana consiste en cuerpo, alma y espíritu, así también las
Escrituras tienen un correspondiente triple sentido: el corporal o literal, el
psíquico o moral y el espíritu, al que él, más tarde distingue como alegórico,
tropológico y anagógico.
En la primera parte del siglo IX, el erudito Rhabanus Maurus recomendaba cuatro métodos de exposición, el histórico, el alegórico, el anagógico y el tropológico.
Observa él:
En la primera parte del siglo IX, el erudito Rhabanus Maurus recomendaba cuatro métodos de exposición, el histórico, el alegórico, el anagógico y el tropológico.
Observa él:
"Por medio de éstos, la madre Sabiduría alimenta los hijos de su
adopción. A los jóvenes y los de tierna edad concede bebida, en la leche de la
historia; a los que se han aprovechado de la fe, alimento en el pan de la
alegoría; a los buenos, a los que luchan esforzándose en buenas obras, les da
una porción que satisface en el rico nutrimento de la tropología. A aquellos,
en fin, que se han elevado sobre el nivel común de la humanidad, por medio de
un menosprecio de las cosas terrenas y han avanzado a lo más elevado por medio
de deseas celestiales, les da la sobria embriaguez de la contemplación teórica
en el vino de la anagogía... La Historia, que narra ejemplos de hombres
perfectos, excita al lector a imitar la santidad de ellos; la alegoría lo
excita a conocer la verdad en la revelación de la fe; la tropología lo alienta
al amor a la virtud por el mejoramiento de la moral; y la anagogía promueve los
deseos de felicidad eterna por la revelación de goces eternos... Puesto que
parece- que mediante estos cuatro modos de entendimiento las Escrituras descubren
todas las cosas secretas que hay en ellas, debiéramos considera cuándo deben
ser entendidas según uno de esos modos; según los cuatro juntos".
Entre los intérpretes místicos podemos colocar también al famoso
Emmanuel Swedenborg, quien sostenía la existencia de un triple sentido de las
Escrituras, de acuerdo con lo que él titulaba "la Ciencia de las Correspondencias". Así como
hay tres cielos, el bajo, el medio y el superior, así hay tres sentidos en la
Palabra: el natural o literal, el espiritual y el celestial. Dice él:
"La Palabra en su letra, es como una alhajera, donde vemos, en
orden, piedras preciosas, perlas y diademas; y cuando un hombre aprecia la
Palabra santa y la lee para provecho de su vida, los pensamientos de su mente
son, comparativamente, como quien tiene en sus manos semejante mueble y lo
envía hacia el cielo; y en su ascensión se abre y las cosas preciosas que en él
hay llegan a los ángeles, quienes se deleitan profundamente al verlas y
examinarlas. Este deleite de los ángeles se comunica al hombre y forma
consorcio y también una comunicación de percepciones".
Explica el mandamiento: "No matarás" (Ex. 20 13), primeramente
en su sentido natural, como prohibiendo el asesinato y también el acariciar
pensamientos de odio y de venganza; en segundo lugar, en sentido espiritual,
como prohibiendo "portarse como diablo y destruir el alma de un
hombre"; y, en tercer lugar, en el sentido celestial los ángeles entienden
por matar, el aborrecer al Señor y la Palabra.
Exposición Pietista
Exposición Pietista
Algo semejante al místico es el modo de exposición Pietista, según el
cual el intérprete pretende ser guiado por "una luz interna",
recibida como "una unción del Santo" (1 Juan 2: 20) . Las reglas de
la gramática y el significado y el uso común se abandonan, sosteniéndose que la
Luz interna del Espíritu es el Revelador permanente e infalible. Algunos de los
últimos pietistas de Alemania, así como los cuáqueros de Inglaterra y de Norte
América, se han dado, especialmente, a esta manera de manejar las Escrituras.
Naturalmente, debiera suponerse que esta santa luz interna nunca se contradiría
ni guiaría a sus seguidores a diversas exposiciones de un mismo texto, pero las
interpretaciones divergentes e irreconciliables prevalecientes entre los
adherentes de este sistema demuestran que la tal "luz interna" no
merece confianza: Como los sistemas alegórico y místico, de interpretación, el
Pietismo admite la santidad de las Escrituras y busca en ellas lecciones de
vida eterna, pero en cuanto a principios y reglas de exégesis es más ilegal e irracional.
El alegorista profesa seguir ciertas analogías y correspondencias pero el
cuáquero pietista es ley para sí mismo, de modo que su propio sentimiento o
fantasía subjetivos es lo que pone fin a toda controversia. El se establece
como un nuevo oráculo, y en tanto que profesa seguir la palabra escrita de
Dios, establece su propio dicho como otra revelación. Es muy
natural que semejante proceder nunca se podrá recomendar al sentido común ni al
juicio racional.
Teoría del Acomodamiento
Teoría del Acomodamiento
Un método de exposición que debe su origen al famoso J. S. Semler, padre
de la escuela destructiva del Racionalismo Alemán, es conocido con el nombre de
Teoría del Acomodamiento. Según esta teoría del acomodamiento, las enseñanzas bíblicas acerca de los
milagros, el sacrificio vicario y expiatorio, la resurrección, el juicio eterno
y la existencia de ángeles y demonios, deben considerarse como acomodamientos a
las ideas supersticiosas, las preocupaciones y la ignorancia de la época. De
esta manera se hacía a un lado todo lo sobrenatural. Semler se obstinó en la
idea de que debemos distinguir entre religión y teología y entre la piedad
personal y la enseñanza pública de la Iglesia.
Rechazó la doctrina de la inspiración divina de las Escrituras y sostuvo
que como el Antiguo Testamento fue escrito para los judíos, cuyas ideas religiosas
eran estrechas y erradas, no podemos aceptar sus enseñanzas como una regla
general de fe. Sostenía él que el Evangelio según Mateo fue preparado para
judíos que estaban fuera de Palestina, así como el de Juan fué escrito para
cristianos saturados, en mayor o menor grado, de cultura griega.
Pablo, al principio, se adaptó a las modalidades judías de pensamiento con la esperanza de atraer al Cristianismo a muchos de sus compatriotas; pero, fracasando en su propósito, se volvió a los gentiles y alcanzó gran distinción al presentar el Cristianismo como una religión para todos los hombres. Por consiguiente, los diferentes libros que componen las Escrituras habían tenido por objeto, únicamente, servir a una necesidad del momento y muchas de sus declaraciones pueden, sin mayores trámites, hacerse a un lado como falsas.
Pablo, al principio, se adaptó a las modalidades judías de pensamiento con la esperanza de atraer al Cristianismo a muchos de sus compatriotas; pero, fracasando en su propósito, se volvió a los gentiles y alcanzó gran distinción al presentar el Cristianismo como una religión para todos los hombres. Por consiguiente, los diferentes libros que componen las Escrituras habían tenido por objeto, únicamente, servir a una necesidad del momento y muchas de sus declaraciones pueden, sin mayores trámites, hacerse a un lado como falsas.
La objeción fatal para este método de
interpretación es que, necesariamente, impugnan la veracidad y el honor de los
escritores sagrados y aun el del mismo Hijo de Dios, pues los representa a todos
en connivencia para disimular tos errores y la ignorancia del pueblo y para
confirmarles a ellos y a todos los lectores de la Biblia en tales ignorancias y
error. Admitir semejante principio en nuestras exposiciones de la Biblia
significaría desprendernos de nuestras anclas y dejarnos llevar, mar afuera,
por sobre las revueltas aguas de la conjetura y la incertidumbre.
Interpretación Moral
Interpretación Moral
Aunque sea de paso, debemos mencionar lo que generalmente se llama la
Interpretación Moral, y que debe su origen al célebre filósofo Kant. La
prominencia que da a la razón pura y al idealismo mantenido en su sistema
metafísico, conducen, naturalmente, a la práctica de hacer inclinar las
Escrituras a las exigencias preconcebidas de la razón porque aunque toda la
Escritura sea dada por inspiración de Dios, tiene por su valor y propósito
prácticos la mejora moral del hombre. De aquí que cuando del sentido literal e
histórico de un pasaje no pueda extraerse ninguna lección moral provechosa que
se recomiende a la razón práctica, estamos en libertad de hacerla a un lado y
de dar a las palabras un significado compatible con la religión de la razón. Se
sostiene que tales exposiciones no deben ser acusadas de faltas de sinceridad,
por cuanto no debe presentárselas como el significado estricto de los sagrados
escritores sino, únicamente, como un significado que ellos, probablemente,
pudieron haber intentado dar. El único valor real de las Escrituras es ilustrar
y confirmar la religión de la razón.
Fácil es ver que semejante sistema de interpretación, que públicamente
desconoce el sentido gramatical e histórico de la Biblia, no puede tener reglas
dignas de confianza o consistentes. Al igual que los métodos místico y
alegórico, deja todo librado a la fe o a la fantasía del intérprete.
Teoría naturalista
Teoría naturalista
Tan expuestos a la objeción y a la crítica son todos esos métodos de
interpretación que no hay por qué sorprenderse si los vemos reemplazados por
otros extremos. De todas las teorías racionalistas, la Naturalista es la más
violenta y radical. Una aplicación rígida de esta teoría la hallamos en el
Comentario del Nuevo Testamento, por Paulus, en el que se sostiene que el
critico bíblico debiera siempre hacer distinción entre lo que son hechos y lo
que son meras opiniones. Acepta la verdad histórica de las narraciones de los
evangelios pero sostiene que la manera de explicarlas es asunto de opinión.
Rechaza toda agencia sobrenatural en los asuntos humanos y explica los milagros
de Jesús ora coma actos de bondad, ora como demostraciones de pericia medica, o
como ilustraciones de sagacidad y tacto personales, registrados en la narración
de una manera característica de la época y de las opiniones de los diversos
escritores. El caminar de Jesús sobre las aguas, era, simplemente, una caminata
por la playa; el bote estuvo todo el tiempo tan cerca de la orilla, que cuando
Pedro saltó al agua, Jesús pudo alcanzarle y salvarle desde la playa. La
excitación fue tan grande y tan profunda la impresión sobre los discípulos, que
les pareció que Jesús, milagrosamente, había caminado sobre las aguas e ido en
su auxilio.
El milagro aparente de alimentar a cinco mil personas con cinco panes,
se realizó, sencillamente, por el ejemplo que Jesús ordenó a sus discípulos que
dieran, de distribuir a los que les rodeaban de las pocas provisiones que
tenían. Este ejemplo fue pronto seguido por otros grupos y se halló que había
comida más que suficiente para todos. Lázaro no murió realmente; sufrió un
desmayo y se le creyó muerto. Jesús sospechó estas cosas y, llegando a la tumba
en el momento oportuno, halló confirmada su suposición; y su sabiduría y
poder, en este caso, hicieron una impresión profunda y duradera.
Se vio inmediatamente que este estilo de exposición anulaba las leyes racionales del lenguaje humano al mismo tiempo que minaba la credibilidad de toda la Historia. Por otra parte exponía los libros sagrados a toda clase de sátiras. Sólo por muy corto tiempo despertó algún interés.
Método Mítico
El Método Naturalista de interpretación fue seguido por el Mítico. Su
más distinguido representante fue David Federico Strauss, cuya "Vida de
Jesús", publicada primeramente en 1835, creó profunda sensación en el
mundo cristiano. La teoría mítica, tal como Strauss la desarrolló y la aplicó
rígidamente, era una aplicación lógica y consistente que se hacía a la exposición
bíblica dé la doctrina de Hegel (panteísta) de que la idea de Dios y del
absoluto no brota milagrosamente ni se revela en el individuo, sino que se
desarrolla en la conciencia de la humanidad. Según Strauss, la idea mesiánica
se desarrolló gradualmente en las expectativas y anhelos de la Nación Judía y
en la época en que Jesús apareció ella estaba alcanzando su completa madurez.
El Cristo había de surgir de la línea de David, nacer en Bethlehem, ser un
profeta semejante a Moisés y hablar palabras de infalible sabiduría. Su época
había de estar llena de señales y maravillas. Se abrirían los ojos de los
ciegos, se destaparían los oídos de los sordos y las lenguas de los mudos
cantarían. Entre estas esperanzas y expectativas apareció Jesús, un israelita
de notable belleza y fuerza de carácter, quien, por su excelencia y sabia
conducta hizo una poderosa impresión sobre sus amigos y allegados. Después de
su fallecimiento. sus discípulos no sólo cedieron a la convicción de que debió
resucitar de entre los muertos sino que empezaron a asociarse con todos sus
ideales mesiánicos. El argumento de ellos era: "Tales y tales cosas deben
haber pertenecido a Cristo: Jesús era el Cristo; por consiguiente, tales y
tales cosas le acontecieron". La visita de los sabios del Oriente fué
sugerida por la profecía de Balaam acerca de la "estrella de Jacob"
(Núm. 24: 17). La huída de la santa familia a Egipto fué sacada de la huida de
Moisés a Madian y la masacre de los niños de Bethlehem, de la orden del faraón
que ordenó destruir todos los varoncitos que nacieran a los israelitas en
Egipto. La alimentación milagrosa de los cinco mil, con unos cuantos panes, fue
un arreglo de la historia del maná tomada del A. Testamento. La transfiguración
en el Monte se tomó de los relatos acerca de Moisés y de Elías en el Monte de
Dios. En fin, Cristo no instituyó la Iglesia Cristiana ni envió su Evangelio a
los pueblos según lo relata el N. Testamento; antes bien, el Cristo de los
evangelios fue la creación mítica de la Iglesia primitiva. Unos adoradores
entusiastas revistieron la memoria de aquel hombre, Jesús, con todo lo que
pudiera engrandecer su nombre y su carácter como el Mesías del mundo. Pera el
análisis crítico debe determinar lo que es hecho y lo que es ficción. A veces
puede ser imposible trazar la línea divisoria.
Entre los rasgos mediante los cuales debemos distinguir el mito, Strauss
da los siguiente ejemplos: Una narración no es histórica (1) cuando sus
declaraciones son irreconciliables con las leyes conocidas y universales que;
rigen el curso de los acontecimientos; (2) cuando es incon- secuente consigo
misma o con otros relatos de la misma cosa; (3) cuando los actores conversan
poéticamente o en discurso de elevado lenguaje, inadecuado a su educación y
posición; (4) cuando la sustancia esencial, lo fundamental de un asunto de que
se da cuenta, es inconcebible en sí mismo o se halla en notable armonía con
alguna idea mesiánica de los judíos de aquella época. No es necesario que
entremos en una exposición detallada de las falacias de esta teoría mítica.
Basta el observar, sobre las cuatro reglas enumeradas, que la primera niega,
dogmáticamente, la posibilidad del milagro; la segunda (especialmente en manos
de Strauss) supone, virtualmente, que cuando dos relatos difieren entre sí,
ambos deben ser falsos. La tercera carece de valor mientras no se demuestre claramente, en cada caso, lo que es apropiado o
conveniente y lo que no lo es; y en cuanto a la cuarta, si se la reduce a
último análisis, resulta simplemente una apelación a las nociones subjetivas
que uno posea. A estas consideraciones debe añadirse el hecho de que el Jesús
que los evangelios nos describen es sumamente distinto del concepto judío de su
época, acerca del Mesías. Es demasiado perfecto y maravilloso para ser el
producto de la fantasía humana. Los mitos sólo surgen en épocas no históricas y
eso, largo tiempo después de la persona o acontecimiento que representan; en
tanto que Jesús vivió T realizó sus maravillosas obras en el período más
crítico de la civilización griega y de la romana. Por otra parte los escritos
del N. Testamento se publicaron demasiado pronto, después de la aparición
actual de Jesús, lo que impide la incorporación de semejante desarrollo mítico
como Strauss pretende. Esforzándose por demostrar de qué manera la Iglesia,
espontáneamente, originó al Cristo de los evangelios, toda esta teoría nos deja
a obscuras, sin mostrarnos causa o explicación suficiente del origen de la
Iglesia y del Cristianismo mismo. La interpretación mítica no ha tenido
aceptación entre los estudiantes cristianos y tiene muy pocos adeptos en la
época actual.
Explicación
Explicación
Los cuatro métodos de interpretación últimamente mencionados pueden, a
una, ser designados como racionalistas; pero bajo este nombre caben también
otros que armonizan con la teoría naturalista, la mítica, la moral y la
acomodativa, en cuanto a negar el elemento sobrenatural de la Biblia. Los
métodos peculiares por medio de los cuales los señores F. C. Baur, Renán,
Schenkel y otros críticos racionalistas, han tratado de retratar la vida de
Jesús y de explicar el origen de los evangelios, de los Hechos y de las
Epístolas, frecuentemente envuelven principios igualmente peculiares de
interpretación. Siga embargo, todos estos escritores proceden con suposiciones
que, de hecho, dan por sentado lo que está en discusión entre naturalistas
y supernaturalistas. Pero todos difieren entre sí notablemente. Baur
rechaza la teoría mítica de Strauss y halla en los partidos petrino y paulino
de la Iglesia Primitiva el origen de muchos de los escritos neotestamentarios.
Estos partidos o facciones surgieron con motivo de la abolición de ceremoniales
del A. Testamento y del rito de la circuncisión. A los Hechos de los Apóstoles
los considera como el monumento de pacificación entre estos partidos rivales, efectuada
en la primera parte del siglo segundo. Representa al libro, en su mayor parte,
como una ficción, en la cual su autor, discípulo de Pablo, representa a Pedro
como el primero en predicar a los gentiles, y a Pablo como conformándose a
diversas costumbres judías, asegurándose, en tal forma, una reconciliación
entre los cristianos petrinos y paulinos. Por su parte, Renán sostiene una
teoría legendaria acerca del origen de los evangelios y atribuye los milagros
de Jesús, al igual que las maravillas de los santos medioevales, en parte a la
ciega adoración y al entusiasmo de sus adeptos y, en parte, al fraude piadoso.
Schenkel trata de hacer inteligibles la vida y el carácter de Cristo
despojándolo de lo divino y milagroso y presentándonos simplemente a un hombre.
Es justo hacer notar que todas estas teorías racionalistas se destruyen
una a la otra. Strauss le pinchó el parche al método naturalista de Paulus y
Baur demostró que la teoría mítica de Strauss es insostenible. Renán se
pronuncia contra las teorías de Baur y demuestra lo ma- nifiesto del fraude de
pretender que las facciones petrina y paulina sean la explicación del origen de
los libros del N. Testamento, a la vez que esos libros expliquen lo de las
facciones. El propio método de crítica, de Renán, parece ser completamente sin
ley, y sus observaciones llenas de ligereza y capciosas han hecho que muchos de
sus lectores le consideren falto de toda convicción seria o sagrada y como
hombre listo para emplear cualquiera clase de medios con tal de lograr su fin.
Lo vemos continuamente introduciendo en las Escrituras sus propias ideas y
haciendo decir a sus escritores lo que, probablemente, jamás soñaron. Por
ejemplo, supone que el hombre rico fue al lugar de sufrimiento porque era rico
y que Lázaro fue glorificado a causa de su extrema pobreza. Muchas de sus interpretaciones se basan en las suposiciones más
insostenibles y son indignas de tomarlas en serio para refutarlas. El resultado
lógico está mucho más allá de su exégesis, en las cuestiones fundamentales de
un Dios personal y de' una providencia predominante.
El desarrollo de la filosofía especulativa por medio de Kant, Jacobi,
Herbart, Fichte, Schelling y Hegel ha ejercido un influjo profundo sobre las
mentes críticas de Alemania y ha afectado el estilo y métodos exegéticos de
muchos de los grandes estudiantes bíblicos del siglo XIX. Esta filosofía ha
tendido a hacer intensamente subjetiva la mente alemana y ha impulsado a no
pocos teólogos a mirar tanto la Historia como las doctrinas en relación con alguna
teoría preconcebida, más bien que en sus aspectos prácticos sobre la vida
humana. Así vemos que los métodos críticos de Reuss, Kuenen y Wellhausen, en su
tratamiento de la literatura del A. Testamento parecen basados, no tanto en un
examen ingenuo de todo el contenido de los libros sagrados de Israel, como
sobre la aplicación de la filosofía de la historia humana a los libros. Un
estudio desapasionado de las obras de estos críticos induce a creer que .los
argumentos detallados con que pretenden sostener sus posiciones, no son los
verdaderos pasos del camino andado para alcanzar sus primeras conclusiones. Los
varios ataques a la autoridad mosaica del Pentateuco se ve claramente que ha
sido una sucesión de arreglos. Una teoría crítica ha dado lugar a otra como en
los ataques a la credulidad de los evangelios; y los métodos empleados son
especialmente de la naturaleza de un alegato especial para mantener una teoría
preconcebida. Reuss, en el prefacio de su gran obra acerca de la Historia de
las Escrituras Judías nos dice que su punto de vista no es el de historia
bíblica sino uno inferido de la comparación de los códigos legales y comenzando
con una "intuición" él se propuso "hallar el hilo de Ariadna que
guiase fuera del laberinto de las hipótesis corrientes acerca del origen de los
libros mosaicos y otros libros del A. Testamento, a la luz de un curso
psicológicamente inteligible de desarrollo para el pueblo israelita". Por
consiguiente, su procedimiento es una tentativa ingeniosa para hacer que su filosofía
de la historia en general explique los registros de la historia de Israel; y,
lejos de interpretar de acuerdo con principios legítimos los registros
escritos, él los re-arregla de acuerdo con su fantasía y, de hecho,
fabrica una nueva historia notablemente inconsistente con el significado obvio
de los antiguos registros.
Método Apologético y Exposición Dogmática
Método Apologético y Exposición Dogmática
Los ataques escépticos y los racionalistas contra las Escrituras han
hecho surgir un método de interpretación que podemos llamar apologético. Se
propone defender, a toda costa, la autenticidad, genuinidad y credibilidad del
sagrado canon, y sus puntos de vista y métodos son tan semejantes al de la
Exposición Dogmática de la Biblia, que presentamos los dos juntos. La fase más
criticable de estos métodos es que ellos, de hecho, parten con el objeto
ostensible de sostener una hipótesis preconcebida. La hipótesis puede ser
correcta, pero ese procedimiento siempre está expuesto a conducirnos al error.
Trata constantemente de descubrir deseados significados
en las palabras y de desconocer el objeto y propósito general del escritor. Hay
casos en los que está bien que se adopte una hipótesis y se la emplee como un
medio de investigación; pero en todos esos casos la hipótesis sólo se adopta
tentativamente, no la afirma dogmáticamente.
En la exposición de la Biblia, la
apología y el dogma tienen su puesto legítimo. La correcta apología defiende
los libros sagrados contra la crítica desenfrenada o capciosa y presenta sus
derechos a ser considerados como la revelación de Dios.
Pero esto sólo puede hacerse siguiendo métodos racionales y por medio
del uso de una lógica convincente. Así también las Escrituras son provechosas
para el dogma, pero es necesaria que se demuestre que el dogma es una enseñanza
legítima de las Escrituras y no una simple idea tradicional que nuestras preocupaciones quieren añadir a las Escrituras.
El exterminio de los cananeos, la poligamia de los santos del A. Testamento y la complicidad de éstos en el asunto de la esclavitud, son sucesos susceptibles de explicaciones racionales y, en tal sentido, de una apología correcta. El apologista correcto no tratará de justificar las crueldades de las antiguas guerras ni sostendrá que Israel tenía derechos legales sobre Canaán, ni juzgará necesario defender la práctica de la poligamia o de la esclavitud por hombres eminentes del A. Testamento. Lo que hará será dejar los hechos y declaraciones tales como aparecen en su propia luz pero los guardará contra falsas inferencias y conclusiones temerarias. De la misma manera, las doctrinas de la Trinidad, de la divinidad de Jesucristo, la personalidad del Espíritu Santo, la expiación vicaria, la justificación, la regeneración, la santificación y la resurrección están firmemente basadas en las Escrituras; pero cuán anticientíficos y cuán censurables son muchos de los métodos por medio de los cuales se han mantenido estas y algunas otras doctrinas. Cuando un teólogo adopta el punto de vista de un credo eclesiástico y desde esa posición, con aire de polemista, procede a buscar textos bíblicos aislados, favorables a sí mismo o desfavorables a su adversario, es más que probable que se exceda. Su credo podrá ser tan verdadero como la misma Biblia, pero su método es reprensible. Como ejemplo de lo que decimos, ahí están las disputas de Lutero y Zwinglio acerca de la consubstanciación. Léase también la literatura polemista de las controversias antinomianas, calvinistas y sacramentalistas. Se revuelve toda la Biblia tratándolas como si ella fuese una colección atómica de textos de prueba dogmática. ¡Cuán difícil es, aun en el día de hoy, para el teólogo y polemista, el conceder que el verso 7 del capítulo 5 de 1ª Juan, sea espurio! Es menester recordar que ninguna apología es sana ni ninguna doctrina segura, si descansan sobre métodos faltos de crítica o si proceden de suposiciones dogmáticas. Semejantes procedimientos no son exposiciones sino imposiciones. Por otra parte, el hábito de tratar con menosprecio las opiniones de los demás, o de declarar lo que un pasaje dado debe significar y lo que de ninguna manera puedesignificar, no es cosa que pueda captarse la confianza de hombres estudiosos que piensan por sí mismos. Hengstenberg y Ewald representaron dos extremos opuestos de opinión: pero el dogmatismo imperioso y ofensivo de sus escritos ha restado mucho al influjo de sus contribuciones a la literatura bíblica, contribuciones de grandísimo valor, a no haber sido por ese defecto.
Interpretación Histórico-Gramática
El exterminio de los cananeos, la poligamia de los santos del A. Testamento y la complicidad de éstos en el asunto de la esclavitud, son sucesos susceptibles de explicaciones racionales y, en tal sentido, de una apología correcta. El apologista correcto no tratará de justificar las crueldades de las antiguas guerras ni sostendrá que Israel tenía derechos legales sobre Canaán, ni juzgará necesario defender la práctica de la poligamia o de la esclavitud por hombres eminentes del A. Testamento. Lo que hará será dejar los hechos y declaraciones tales como aparecen en su propia luz pero los guardará contra falsas inferencias y conclusiones temerarias. De la misma manera, las doctrinas de la Trinidad, de la divinidad de Jesucristo, la personalidad del Espíritu Santo, la expiación vicaria, la justificación, la regeneración, la santificación y la resurrección están firmemente basadas en las Escrituras; pero cuán anticientíficos y cuán censurables son muchos de los métodos por medio de los cuales se han mantenido estas y algunas otras doctrinas. Cuando un teólogo adopta el punto de vista de un credo eclesiástico y desde esa posición, con aire de polemista, procede a buscar textos bíblicos aislados, favorables a sí mismo o desfavorables a su adversario, es más que probable que se exceda. Su credo podrá ser tan verdadero como la misma Biblia, pero su método es reprensible. Como ejemplo de lo que decimos, ahí están las disputas de Lutero y Zwinglio acerca de la consubstanciación. Léase también la literatura polemista de las controversias antinomianas, calvinistas y sacramentalistas. Se revuelve toda la Biblia tratándolas como si ella fuese una colección atómica de textos de prueba dogmática. ¡Cuán difícil es, aun en el día de hoy, para el teólogo y polemista, el conceder que el verso 7 del capítulo 5 de 1ª Juan, sea espurio! Es menester recordar que ninguna apología es sana ni ninguna doctrina segura, si descansan sobre métodos faltos de crítica o si proceden de suposiciones dogmáticas. Semejantes procedimientos no son exposiciones sino imposiciones. Por otra parte, el hábito de tratar con menosprecio las opiniones de los demás, o de declarar lo que un pasaje dado debe significar y lo que de ninguna manera puedesignificar, no es cosa que pueda captarse la confianza de hombres estudiosos que piensan por sí mismos. Hengstenberg y Ewald representaron dos extremos opuestos de opinión: pero el dogmatismo imperioso y ofensivo de sus escritos ha restado mucho al influjo de sus contribuciones a la literatura bíblica, contribuciones de grandísimo valor, a no haber sido por ese defecto.
Interpretación Histórico-Gramática
Distinguiéndose de todos los métodos de interpretación mencionados
podemos referirnos el Histórico-Gramático como el método que más se recomienda
al criterio y a la conciencia de los estudiantes cristianos. Su principio
fundamental consiste en conseguir de las Escrituras mismas el significado
preciso que los escritores quisieron dar. Ese método aplica a los libros
sagrados los mismos principios, el mismo proceso gramatical y el mismo proceso
de sentido común y de razón que aplicamos a otros libros. El
exegeta histórico-gramático dotado de convenientes cualidades
intelectuales, educacionales y morales, aceptará las demandas de la Biblia sin
prejuicios o prevenciones; y sin ambición alguna de demostrarlas como
verdaderas o falsas investigará el lenguaje y tendencias de cada libro con toda
independencia y sin temor de ninguna clase; se posesionará del idioma del
escritor, del dialecto especial que hablaba, así como de su estilo y manera
peculiar de expresión; averiguará las circunstancias en que escribió, las
maneras y costumbres de su época y el motivo u objeto que tuvo en vista al
escribir. Tiene el derecho de suponer que ningún autor en su sano juicio será,
a sabiendas, inconsecuente consigo mismo ni tratará de extraviar o de engañar a
sus lectores.
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Para una correcta interpretación de las escrituras es importante el situarnos en el entorno histórico, social y cultural del autor, de esta manera podremos entender lo que este quiso comunicar sin distorsionar nuestra interpretación con paradigmas que tengamos de nuestro entorno actual.
ResponderEliminarErick Sánchez Villeda
Han surgido diferentes métodos de interpretación, desde tiempos antiguos en que se ha intentado entender el mensaje de la Biblia, dando como resultado explicaciones erróneas y con ello doctrinas falsas. Cuando un intérprete comprende que la Biblia es la palabra de Dios, entonces es cuando tiene revelación, y un correcto discernimiento guiado por el Espíritu Santo. Esto lo conduce a escudriñar en busca de comprender lo que los escritores quisieron decir realmente. Al buscar esta verdad, la interpretación Histórica- Gramática es la más adecuada para nosotros como estudiantes cristianos, pues toma en cuenta el tiempo en que se desarrollaron los hechos, así como el contexto cultural y espiritual que envuelve las escrituras.
ResponderEliminarLos distintos métodos de interpretación Bíblica, surgidos a lo largo de la historia del estudio de las escrituras, hacen solo más evidente la necesidad de, número 1, poner atención a las cualidades del intérprete, y número 2, tener la certeza de que la Biblia es la Palabra de Dios y que es verdad (Jn 17:17).
ResponderEliminarA mi parecer, las corrientes erradas provinieron de un punto en la mente del intérprete en el cual había incredulidad (Hebreos 4:2) y eso los hace desviarse de la Fe, tratando de ajustar la Palabra a sus propias interpretaciones y motivos (Jeremías 13:10).
Sin embargo, aun cuando en nuestros tiempos pudiesen surgir nuevas corrientes de interpretación basados en sabiduría humana, y siguiendo el método de Interpretación Histórico-Gramática, la misma Palabra de Dios nos aconseja:
• 2 Pedro 1:19-21. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo
• Colosenses 2:8. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
• 2 Corintios 13:8. Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad.
• Hebreos 4:12. Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
La hermenéutica como ciencia tiene un método que es el que nos va a explicar el Ing. Carlos Hernández en este trimestre el método histórico-gramático. Que nos lleva a contextualizar el texto de la escritura que estemos estudiando, tanto en el tiempo, lugar, costumbres y darnos la interpretación que el autor quiso dar a entender cuando lo escribió.
ResponderEliminarExisten diferentes métodos de interpretación, como el método judaico, que eran absurdos. Los métodos alegóricos eran una mezcla de interpretación griega. El método Místico sostenía un triple sentido de las escrituras. La teoría del acomodamiento que rechazó la inspiración divina de las escrituras. Como intérpretes de la palabra el mejor método es la interpretación histórica- gramática, ya que nos lleva a buscar la verdad, del significado preciso que los autores quisieron revelar.
ResponderEliminarPodrá haber muchos métodos de enseñanza, el hombre podrá enseñar y aprender de mil formas, la interpretacion de La Palabra solo es una la dada por Dios. toda predicación y toda enseñanza debe estar centrada en conocer la verdad que es El Señor Jesús. Colosenses 2:8-10 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas según las tradiciones del hombre, conforme a los rudimentos del mundo, y no según a Cristo porque en el habita corporalmente toda la deidad y vosotros estáis completos en el que es la cabeza de todo principado y potestad. Como creyentes debemos de tener la convicción de que nuestra fe está en el Señor y su obra en la cruz. El apóstol Pablo instruye a Timoteo sobre la verdad que Dios revelo a la iglesia y la cual debemos basar nuestra fe y defender. Timoteo 3:16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido en gloria.
ResponderEliminarPueden existen diferentes métodos para la interpretación de la biblia, algunos erróneos y otros como verdaderos instrumentos para el estudio de la Biblia, es preciso retomar aquel que se explique con la palabra misma.
ResponderEliminarTambién es muy cierto que la palabra en repetidas ocasiones nos invita a estar alertas de los falsaos profetas como en:
2da de pedro 2:1 “ Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.”
Mateo 7:15” Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.”
DULCE GUZMÁN
El conocimiento de esto nos ayuda a poder depurar ciertas ciencias del hombre, basadas en las osas naturales, las cuales son pasajeras como bien lo dice la Palabra, es por eso que debemos tener un cuidado especial con estás interpretaciones pues al desconocerlas podríamos caer en el engaño ya que algunas de ellas son sutiles, por ejemplo en el método alegórico tiene algo de cierto ya que la Biblia en ocasiones hace ciertas alegorías, pero estas siempre tiene un sentido mayor, y existen ciertas partes de la Palabra donde aunque parecieran alegorías realmente no lo es, sino que es una realidad del cielo una verdad que debe ser entendida de forma espiritual y no física.
ResponderEliminarConcluimos así que las cosas espirituales se disciernen espiritualmente.
REVISADO POR EL MAESTRO CARLOS HERNÁNDEZ CRUZ 10-ABRIL-2018
ResponderEliminar_______________________________________________________________________
En la historia de la interpretacion de la Biblia nos muestra los diversos metodos que han prevalecido en varios periodos, indudablemente atraves de los siglos y epocas. El sentido comun de los lectores ha aceptado el significado obvio de las principales partes y libros de la biblia. Entendiendo que el ser humano por su naturaleza siempre por sentido comun a interpretado todo lo que ve, lo que se habla. sin embargo existe un sentido comun y practico en el que hay un comun denominador y este ha sido el que nos ha llevado hasta aqui en muchos temas y docrinas verdaderas, y sin conocer metodos cuando lees la biblia existen pasajes bastante claros que cuando escuchas ideas como dicen exuberantes y anexos de la biblia que no son canonizados es bastante racional oponerte a ciertas doctrinas falsas puesto que Jesucristo mismo hablo lo que escuchaba del padre nos dio a conocer la verdad de primera mano tuvimos un verdadero y sincero interprete de los siglos no podriamos sumarle o quitarle fue tan claro y me parece correcto que existan estos metodos sin embargo aun apesar de ello tenemos que tener la guianza del espiritu santo y tratar de utilizar el metodo correcto para cada pasaje pues cada letra en un idioma representa un significado diferente.y la mayor parte de los metodos de explicacion erroneos y absurdos tienen su origen en falsas ideas acerca de la misma biblia. Gracias!!!
ResponderEliminarCOMENTARIO DE: ARELI GARCIA PEREZ
EliminarSaludos profesor y compañeros!!
Hola Profesor: El comentario anterior es de la alumna :ARELI GARCIA PEREZ
ResponderEliminarPara poder interpretar las escrituras debemos leerla y escudriñarla para no dar opiniones propias y que puedan contradecir la palabra, para ellos es necesario que tomemos en cuenta el aspecto Histórico Gramatical para entender lo que el autor quería decir, de acuerdo a su época, lo que vivía y el objeto por lo que lo escribió.
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